Buenos días.
Una de las consecuencias de gobernar según las encuestas, tal y como hace el (des)gobierno que sufrimos, es que se está permanentemente pendiente de ellas y no de lo realmente importante. Eso puede terminar causando que, al cabo, cualquier sondeo decida la “política” (en el sentido más putrefacto del término) a seguir.
Y en éstas se hallan los mequetrefes infames de nuestro (des)gobierno, más pendientes de la imagen que del calado o utilidad de las medidas que adoptan. Ahí tienen, por ejemplo, el micrófono indiscreto pillando al infame traidor plegándose ante el dictadorzuelo de Marruecos en todo y diciendo “lo más importante es la foto” al verse con él. Lo importante es la foto, ahí es nada… no se puede condensar mejor ni en menos palabras la política seguida por este mequetrefe.
También se puede comprobar perfectamente en la última ocurrencia de la Junta de Andalucía, que ha decidido gastar la friolera de 180.000€ en indemnizar a andaluzas (sí, sólo mujeres) que fueron víctimas del franquismo (sí, sólo del bando republicano) con vejaciones tales como raparles la cabeza u obligarlas a tragar aceite de ricino… Que, verán ustedes, no es que tales vejaciones me parezcan bien, pero de ahí a que eso nos cueste un pastizal 70 años después de la guerra, con la que está cayendo…
En fin, fuegos artificiales de cara a la galería en un intento (bastante desesperado diría yo) de dar una imagen antifranquista y feminista, muy “de izquierdas” todo, y no perder aún más votos.
Y como no pueden vivir sin la encuesta y la imagen, pues qué mejor que hacer lo posible (y lo imposible) por cocinar éstas para lograr que sean lo más favorables posible. Y en esas han pillado a la famélica y mentirosa momia ‘de la Vogue’ (como la llamaron en el Frankfurter Allgemeine al repasar la cuadra de ‘muñequitas ZP’), intentando manipular el último sondeo del CIS para favorecer al impresentable gañán.
Para ello, presionó a la directora del CIS, Belén Barreiro, para que ésta modificase la fecha de realización del barómetro de intención de voto. Y como inicialmente la señora Barreiro se negó (aunque después se tragó el sapo), pues la dictadorzuela ‘de la Vogue’ se guardó el talante en el bolsillo de su chaqueta de firma y salieron a relucir sus verdaderas urdimbres: destitución fulminante de quien osó enfrentarse a sus arbitrariedades e injusticias.
Para terminar de redondear el asunto, y aprovechando que en este país mentir en el Parlamento no está penado ni siquiera con una dimisión forzada, se quedó a gusto la momia vestida de Armani al jalear voz en grito, y mintiendo, por supuesto, que las informaciones que apuntaban los motivos de la destitución “eran mentira” y que dicha destitución estaba previamente pactada con los demás grupos políticos, lo cual fue posteriormente desmentido por la oposición.
Estamos en manos de dictadores y analfabetos (o dictadores analfabetos), y muchos súbditos ni se dan cuenta de ello…
Por último, una reflexión a raíz de lo acontecido: si la variación en el momento de realizar la encuesta (antes o después del debate sobre el estado de la Nación) puede hacer que los españoles variemos nuestra percepción del verdadero desastre que el infame y felón Zapatero está resultando para nuestro país, es que realmente somos idiotas y, aunque me pese, habría de reconocer que tenemos lo que nos merecemos.