domingo, 26 de julio de 2009

Ruptura del diálogo social

Muy buenas.

El intento de pacto social entre sindicatos y patronal se ha ido al garete. El inepto gañán quería irse de vacaciones con otra de sus victorias pírricas: después de bajarse los pantalones indecentemente delante de ERC para tener un acuerdo de financiación autonómica al precio que fuese, quería también colgarse la medallita de haber propiciado el tan traído y llevado pacto social.

Pero claro, esta vez el pacto no dependía de que el inepto gañán se bajase los pantalones delante de quien fuese y al precio que fuese; y menos mal que no ha sido así, porque viendo los antecedentes del inepto gañán en sus negociaciones, podría haber vendido a su madre con tal de obtener la ansiada medallita.

Pero esta vez, cada uno ha defendido lo suyo y el pacto no ha sido posible. Y al inepto gañán se le ha caído la careta del talante y ha arremetido contra la patronal y, en especial, contra su presidente Díaz Ferrán. La patronal ha sido elegida como "la mala" de la película en una nueva opereta del inepto gañán para evitar que los sindicatos le monten una huelga general que, ciertamente, tiene más que ganada y cuya falta pone muy de relieve el amiguismo de los sindicatos: la táctica de disfrazarse de izquierdista (sí, el mismo patán que ha inundado de millones a los bancos y grandes constructoras) para que su discurso sea visto con buenos ojos desde las centrales sindicales:

O el presidente del Gobierno es un completo irresponsable o pretende instalarse en la izquierda gubernamental más radical de Europa. No caben más alternativas para explicar el crispado ataque de Rodríguez Zapatero a la patronal -la CEOE-, personalizando sus invectivas, cosa insólita, en su presidente, Gerardo Díaz Ferrán. Zapatero ha ofrecido un lamentable espectáculo, a medio camino entre el chavismo y el peronismo, en el que -habrá otras interpretaciones- se detecta que el mandatario está nervioso y que los empresarios le han estropeado su plan prevacacional: irse a La Mareta con la financiación autonómica "arreglada" con Cataluña y con la foto del acuerdo social en la cartera. Ha conseguido lo primero -ya veremos el coste político de esa operación un tanto chapucera- y le resultará muy caro intentar retrotraer a la sociedad española a un escenario en el que los empresarios son "malos" y los sindicatos "buenos".

El papel del (des)Gobierno no ha sido, desde luego, el que se podría esperar de un Gobierno coherente; ¿cómo podríamos esperar algo coherente del (des)Gobierno del ineZPto?. En lugar de obrar como mediador neutral, ha estado claramente posicionado del lado de los sindicatos, sin disimular siquiera un poco su clara arbitrariedad. A fin de cuentas, lo último que quiere el (des)Gobierno es que los sindicatos se le desmelenen; así, calladitos a pesar de la que está cayendo, están más guapos... ¡Debería darles vergüenza! Así es como lo describe Martín Ferrand con su siempre aguda pluma mientras dedica su comentario a criticar la actuación del inútil partido de la oposición que también sufrimos en España:

Acabamos de asistir a la ruptura del "diálogo social" con el que el Gobierno de Zapatero, una vez más, trataba de distanciarse de su responsabilidad. Lejos de crear un marco para la salida de la crisis, el de León confiaba en que los "agentes sociales" dejaran de defender sus intereses. Y, para mayor perversidad y juego sucio, en ese "dialogo" el Gobierno ha formado pandilla con las fuerzas sindicales, especialmente con UGT, sin ejercer la función arbitral que le sería exigible en perjuicio de la CEOE.

Y para mantenerlos calladitos, nada mejor que hacer ver que desde el (des)Gobierno están codo con codo con las posiciones de los sindicatos. Se intenta apretar las tuercas a la CEOE y si no pasa por el aro entonces el ineZPto se enfada y se le calienta la boca más de la cuenta, tal como dice Urbaneja:

El disenso ha dejado ver que el talante de Zapatero no es tan mesurado como sus defensores pretenden y que su empatía con los interlocutores no sometidos es bastante dudosa. El presidente se enfada y el enfado le ofusca.

El problema de la CEOE, como dice Sebastián, es que ha sido demasiado buenista con el impresentable gañán que tenemos por Presidente del (des)Gobierno. No ha dicho ni pío respecto a las acusaciones que se le imputan
(¡toma ya!) desde el mismísimo (des)Gobierno, aunque por otra parte bien es cierto que no disponen ni de lejos la máquina propagandística de que dispone el inepto gañán:

(...) como Zapatero no ha logrado la foto tripartita del Gobierno con los sindicatos y la patronal, el presidente, furioso, ha prometido venganza. (...) Zapatero se nos disfraza de sindicalista y de portavoz de la izquierda social, a ver si ante el fracaso de las negociaciones con la CEOE por lo menos recupera apoyos electorales que curen las heridas de sus recientes fracasos gallego y europeo y sigue engañando a los trabajadores como si fuera de izquierdas, para que no le organicen una huelga general. (...) La CEOE, el día de la ruptura de la negociación con Gobierno y sindicatos, no supo reaccionar, no explicó nada (...) y cuando salieron a dar la cara el Gobierno y los sindicatos ya habían inundado los medios de comunicación con su propaganda contra la CEOE y contra Díaz Ferrán. (...) Para empezar, la CEOE lleva semanas tragándose el falso discurso del despido libre sin rechistar, y del presunto izquierdismo social de Zapatero al que, ante la crisis actual, tendrían que denunciar que mintió negándola, que no ha sabido reaccionar y que no es de izquierdas quien da más dinero público a las Comunidades más ricas del Estado, o el que ha volcado sobre la banca y sobre los banqueros decenas de miles de millones sin control, y sin presencia en los consejos de administración. Al tiempo que les compra activos "saneados", cuando nadie compra nada, y que más valía que se los hubieran comprado a muchas empresas -por ejemplo, sus edificios para quedarse ellos en alquiler y obtener liquidez- y no a la banca. "Zapatero es el presidente de los banqueros y el enemigo de los empresarios", eso es lo que debería decir la CEOE, en defensa de los miembros de su organización a los que la banca no presta ni un euro y los tiene al borde del colapso, si es que ya no han sucumbido.

Y para terminar, una acertada definición del inepto gañán dada por Martín Ferrand en el comentario reseñado anteriormente:

Serán pocos los españoles, incluso devotos del socialismo, dispuestos a admitir a José Luis Rodríguez Zapatero como un gobernante entregado a los intereses de la Nación y el bienestar de los ciudadanos. Zapatero, el de las ocurrencias, es un líder mediocre, fruto de una circunstancia adversa en el seno del PSOE y que siempre parece dispuesto a anteponer su continuidad en la Moncloa al bien común. Esconde una soberbia patológica bajo un manto de talante bondadoso que, llegadas las ocasiones, se sublima y desaparece. Es un sectario, incapaz de sentirse responsable de un Gobierno para todos los españoles y que, en una pirueta propia para el análisis psiquiátrico, pretende en el siglo XXI que su abuelo gane la guerra que perdió cuando el XX no había cruzado su ecuador. Armado con una piqueta federal, tiene la obsesión de una España confederal y, en aras de una mal entendida "memoria histórica", quiere darle la vuelta a una tortilla que ya ni siquiera está en el fuego.

Esto es lo que tenemos, qué le vamos a hacer. Con estos mimbres, desde luego, no podemos pretender que nos salga un buen cesto...

Hasta la próxima... estupidez del ineZPto que comentemos por aquí ;-)


Nota: Soy el primero que rechaza que el coste de la crisis lo sufran los trabajadores, y no soy en absoluto defensor de las posiciones de la CEOE. Pero sí entiendo que la patronal ha de defender sus propios intereses, y cuando un (des)Gobierno y su inepto presidente pierden los papeles hay que decirlo.

miércoles, 22 de julio de 2009

La inexplicable visita de Moratinos a Gibraltar

Columna de Pablo Sebastián en 'Estrella Digital' respecto a una visita inexplicable, en un momento inoportuno, para hablar de temas administrativos y que ponen de manifiesto la debilidad negociadora del Gobierno:


En el lenguaje diplomático, cuando un Gobierno visita oficialmente un país o territorio cuya legitimidad y soberanía no reconoce, como se refleja en la posición oficial de España ante la ONU a propósito de Gibraltar, la visita del ministro Moratinos a Gibraltar y su encuentro con las autoridades del lugar constituyen un reconocimiento de facto de la independencia y de soberanía del régimen "mixto" imperante en la Roca -mitad colonia de Gran Bretaña, mitad territorio independiente-, y por tanto le ha dado un vuelco histórico a la posición de la diplomacia española y de su demanda internacional de recuperación de la integridad territorial de Gibraltar.

Naturalmente, como casi todo en el régimen de Zapatero, ocurre tontamente, como si no tuviera importancia, como fruto de su peculiar talante y siempre en pago de algún favor recibido, posiblemente la invitación del premier de Inglaterra, Gordon Brown, a la pasada cumbre del G-20 en Londres. Es lo mismo o algo parecido a lo que ocurre, en cuestiones de soberanía o de cohesión nacional, con las Comunidades de mayoría nacionalista, como es el caso de Cataluña: se les conceden todos los privilegios a sus demandas económicas, camino de la confederación y hacia la independencia, pero con la condición de que el PSC y ERC garanticen a Zapatero su estabilidad en el Parlamento a lo largo de la legislatura.

En realidad, y visto el concepto que Zapatero tiene de la nación española -tan "discutida y discutible" para él-, lo de Cataluña, País Vasco y ahora lo de Gibraltar encaja perfectamente en sus confusos esquemas y el discurso del talante y de la izquierda, porque eso de "Gibraltar español" le suena a rancio franquismo al jefe del Gobierno español. El que, con el mismo de sus argumentos, bien podría comenzar a ceder a Marruecos Ceuta y Melilla, y a ser posible empezando por el islote Perejil, con motivo de cualquier fiesta o cumpleaños del Rey Mohamed VI.

Lo de la soberanía nacional está claro que para Zapatero es sólo cosa de la derecha española y obsesión de los partidos nacionalistas, o de marroquíes y gibraltareños, pero nada más. Pero no, por supuesto, del conjunto de los españoles, ni tampoco de saharauis, a los que el Gobierno español ha dejado en el mayor de los abandonos.

Es verdad que lo de Gibraltar tiene muy difícil arreglo, ni por las malas ni por las buenas, esencialmente porque la Roca es una base militar estratégica de Gran Bretaña que nunca cederá -como cedió la colonia de Hong Kong-, con la excusa y el argumento de la pequeña población gibraltareña que nunca ha sido reconocida en el Tratado de Utrecht.

El régimen franquista cerró la verja, pero la dictadura se achantó cuando Inglaterra se apropió del istmo de Gibraltar y construyó un aeropuerto en ese territorio español. Luego, con la llegada de la transición, España perdió la oportunidad de exigir, ante el apremiante deseo aliado de que nuestra Península se integrara en la OTAN, la recuperación de la soberanía del Peñón, entre otras cosas porque Gibraltar era una base naval integrada en el mando atlántico. Pero Leopoldo Calvo Sotelo no se atrevió a pedir eso, ni siquiera la garantía de defensa aliada para Ceuta y Melilla, y ahí se perdió una gran oportunidad. Por otra parte, siempre han existido negociaciones de acercamiento a la población, como un gesto de buena voluntad de España o propuestas a Londres para lograr una soberanía compartida, pero todo ello ha concluido en un notorio fracaso.

Y ahora Moratinos ha echado por tierra con su visita la base de la posición oficial española en la escena internacional, que no en la española, porque si Zapatero camina hacia el Estado confederal Gibraltar está muy bien como está. Y, conociendo a los ingleses, de esa posición nunca se moverán, como no se moverán los "llanitos" mientras España reconozca su "paraíso fiscal", que es la base principal de sus negocios y puerta de escape de sociedades y capitales del territorio español. El colmo de la contradicción y estrambote de Moratinos estuvo en que el ministro español ha declarado en Gibraltar que España no renuncia a la soberanía del Peñón. Entonces ¿para qué viajó a Gibraltar?

lunes, 20 de julio de 2009

El extraño concepto que el PSOE tiene de unidad nacional

Muy buenas.

Lo que están haciendo los socialistas, bien por acción de unos pocos (léase (des)Gobierno) o por omisión de la mayoría (diputados, senadores, dirigentes autonómicos y locales) debería costarles a los socialistas el no recibir ni un solo voto durante los próximos 25 o 30 años, hasta que el último de los actuales perpetradores o encubridores de semejante atropello abandonasen o fuesen expulsados de la política envueltos en el mayor de los desprecios.

Pero no creo que eso ocurra en un país como España, donde se vota "a los nuestros" ocurra lo que ocurra. ¿Qué tiene que pasar en España para que pase algo, para que la sociedad civil reaccione ante los constantes atropellos por parte de la clase política? Por ahora, se ha sacado adelante un "modelo" de financiación que, como bien dice Feijóo, es un modelo para mantener a un gobierno, al que ya se le rebelan (o podrían rebelar) incluso los de su facción catalana: los 25 escaños del PSC podrían llegar a votar por libre si no se les mantiene contentos (es decir, bien pagados). Y yo me pregunto, dentro de mi ignorancia: ¿acaso no se comete cohecho ante semejante y descarada compra de votos en el Parlamento? ¿No hay una ley que prohíba y persiga semejantes prácticas? Esta es la pseudodemocracia que tenemos que vivir...

Y todavía tienen todos la caradura de posar para la foto después de la reunión de todos los presidentes autonómicos del PSOE, donde ya por fin apareció Montilla, el charnego, después de tres años. Esta vez iba con la sonrisa en la cara, y no se tiene constancia de que alguno de los otros dirigentes socialistas le reprochase lo más mínimo por su actitud insolidaria y traidora para con el resto de los españoles. Debe de ser esto lo que en el PSOE entienden por unidad nacional.

Se ve que ocurre lo que la historia del hijo pródigo: cuanto más delesal y problemático, mayores atenciones se le prestan. Siempre ha sido así con Cataluña y parece que por ahora lo seguirá siendo: desde industrias y sedes hace un siglo, a prebendas económicas y políticas en la actualidad. En este caso, para ellos es el 35% de la aportación adicional pese a que sólo tiene el 16% de la población. Afortunadamente, parece que la miembra Salgado no es ministra, sino que es Dios y va a obrar el milagro del pan y los peces cuando nos dice que el nuevo plan no va a generar más déficit a pesar de costar más dinero. Lo veremos.

Para teminar, aquí posteo la opinión de José Javaloyes al respecto en 'Estrella Digital' el 20 de Julio de 2009:

Ni unidad nacional ni, tampoco, integridad territorial. Doble plato de la coherente incoherencia del presidente Rodríguez en el curso de este fin de semana. De una parte, y ante el Comité Federal del PSOE, la autocomplacencia por el sudoku letal para la unidad de España, en lo territorial y en lo funcional, felicitándose por la monstruosidad perpetrada en la distribución autonómica de los recursos presupuestarios. Es decir, Rodríguez se felicita por no haber sabido resolver en términos contables su rectificación del error "azañista" en que consistió su ofrecimiento estatutario al nacionalismo catalán de que apoyaría en Madrid el Estatuto que le enviaran desde Barcelona.

Contrariamente a lo que luego hiciera quien fue último presidente de la II República, que rectificó su wilsoniana posición inicial -antes aun de la traición de Companys cuando la revolución de 1934, al proclamar el Estado catalán-, Rodríguez se solaza y se felicita de la forma en que ha cuadrado su "sudoku" con el nacionalismo catalanista, que considera la más acertada, expresiva y plenaria del Estado autonómico. ¡Sabrá lo que dice!

Su objetiva conspiración confederalista va mucho más allá, desde luego, del genuino federalismo en que consiste el Estado autonómico consagrado en la Constitución de 1978, puesto que en términos de gasto de las administraciones autonómicas éstas pesan, en el caso español, como poder descentralizado y respecto del gasto de la Administración central, mucho más de cuanto lo hacen en el caso de EEUU los gastos y las competencias de los Estados respecto de los gastos federales.

El disparate conceptual y el embuste político del Faro de la Moncloa parece como si estuviera dirigido, en términos de oportunidad, a que el Tribunal Constitucional se lance finalmente por una sentencia interpretativa y ambigua sobre los recursos presentados contra el Estatuto de Cataluña. Nada abundaría más ni mejor en la coronación del disparate antiespañol a que se ha llegado para que los socialistas conserven el poder al precio que sea, por mucho que signifique como coste nacional medido en términos de cohesión y unidad solidaria. (...)

jueves, 16 de julio de 2009

El nuevo modelo de financiación

Y la montaña parió un ratón.

Después de tanto tira y afloja, de tanta tinta escrita y de tantas horas de televisión, resulta que de lo único que se trataba era de rebañar hasta el último euro de los bolsillos del ineZPto o, mejor dicho, de los contribuyentes. Unas negociaciones (¿o deberíamos decir chantajes?) donde se subasta un dinero que no es propiedad de quienes negocian y que se han llevado a cabo de una forma totalmente a escondidas (como todo lo que hace el ineZPto protodictador): de espaldas al Congreso, de espaldas a los ciudadanos y de espaldas a la realidad económica del país, lo que indudablemente va a traer más déficit a las cuentas del Estado. Por lo demás, nada de escalonar impuestos o solucionar el tema de la financiación de las corporaciones locales. ¡Nada! Sólo subasta de dinero y favores.

Hasta tal punto se ha llegado en la perversión del sistema de financiación autonómica que las negociaciones se hacen de forma bilateral Estado-autonomía (o multilateral, según la jerga dominante ahora) en lugar de en el Congreso, que es donde deberían hacerse las proposiciones con transparencia y rigor.

Estas negociaciones han servido para demostrar, una vez más, que el impresentable e inepto gañán que sufrimos como presidente no tiene el más mínimo ápice de ética, de sentido de Estado ni de amor por su país. Se ha visto que es capaz de descomponerlo por un plato de lentejas, por poder seguir en la poltrona unos meses más: el ineZPto se ha humillado ante ERC con tal de mantener una endeble estabilidad parlamentaria que le permita seguir perpetrando sus desmanes. El caso es sobrevivir como sea, firmar un acuerdo aunque sea a costa de ofender al resto de comunidades; plegarse no sólo ante un gobierno autonómico, sino ante las minorías que lo sostienen. Da igual, el fin último es tener apoyo suficiente en el Parlamento para sacar adelante los Presupuestos que, previsiblemente, serán tan esperpénticos como los de este año (totalmente desfasados desde mucho antes de su entrada en vigor, como se puede ver en el déficit del 10% del PIB que padecemos).

Efectivamente, Puigcercós puso de rodillas al insultante y bochornoso jefe del (des)Gobierno amenazando con romper el apoyo parlamentario y el tripartito catalán si no se ofrecían los 3.855 millones de euros de más que reclamaba para Cataluña. Parece mentira que hayamos llegado a este punto en el que un grupo insignificante, con una fuerza social tan escasa, sin ningún afecto por la cohesión ni por el interés general de España condicione la política económica de todo un país. Al final son Montilla y Carod quienes gobiernan en Moncloa, gracias a la inestimable ayuda del botarate pelele que habita tal palacio. Y todavía Montilla tiene la desfachatez de decir que el modelo hecho a la medida de Cataluña (si no, ¿de qué iban a estar tan contentos en ERC?) no va contra España ni contra las otras Autonomías.

Se demuestra también que el fiasco de Estado de las Autonomías que sufrimos, aparte de dañar gravemente la cohesión nacional, impide al (des)Gobierno central (o impediría, en caso de que tuviésemos la suerte de tener un Gobierno capaz) tomar las medidas adecuadas contra la crisis y condiciona totalmente los Presupuestos Generales.

Para colmo, el (des)Gobierno nos toma por idiotas y la Salgado nos dice en un alarde de caradurismo que "todos saldrán ganando" y que el nuevo sistema traerá "mayor equidad". Nos falta saber cómo encaja tal equidad con la descarada confesión de chantaje hecha por Puigcercós: "hemos plantado cara al Estado y hemos ganado" (gran enlace). Ahora falta saber dos cosas: si dentro de unos meses los chantajistas de ERC volverán a amenazar con romper el tripartito (total, ya han comprobado que el asqueroso, vomitivo e impresentable gañán es muy maleable y que lo tienen cogido por donde más duele, esto es, por el apoyo para no perder el poder), y si dentro de unos años el tingladillo aguantará tanta presión o el déficit acumulado terminará haciéndolo saltar por los aires. Quizás hasta nos vendría bien una catarsis así...

Y para poner la guinda al pastel, los desnortados del Partido Popular deciden abstenerse en la votación porque "el sistema pone más recursos para todos", buscando más una componenda propia que un verdadero modelo justo y equilibrado a las necesidades de la nación. No han faltado las críticas al nuevo modelo incluso desde algunas comunidades socialistas, pero al final se impone la ley del silencio y el tragar el plan aunque no les guste, porque desde Ferraz se impone así. ¿Para cuándo elecciones con listas abiertas en las que podamos dar una gran patada en el culo a los representantes que no velen por los intereses de sus representados?

Y encima Chaves, el mismo que ha mantenido a Andalucía en la cola de Europa durante sus más de 20 años de mandato, tilda de "incoherencia" criticar el modelo (negociado de espaldas del resto de comunidades, no lo olvidemos) y coger el dinero (hay que ver cómo comulga este señor con ruedas de molino...). Lo raro sería que no lo cogiesen, lo cual no está reñido con seguir luchando por un modelo más justo y solidario. Veremos si el PP está a la altura; yo no lo veo demasiado claro...

Este es el país que nos ha tocado vivir, y el incompetente y ruín (des)Gobierno que nos ha tocado sufrir.

martes, 7 de julio de 2009

Contreras: Cada cual va a lo suyo

Opinión de Lorenzo Contreras en 'Estrella Digital' el 7 de Julio de 2009:


Nada nuevo. Los enconos nacionalistas se agravan. Los episodios del monte Gorbea, con reacción peneuvista por la exhibición de una bandera rojigualda a cargo de militares, patentizan el fondo irreconciliable de las diferencias existentes. Los descalabros de ETA en Francia sólo demuestran por ahora que la etapa presidencial de Sarkozy no es la de Giscard o la de Chirac, para mayor gloria propagandística del personaje, Zapatero, que el propio dirigente galo vino a calificar anteriormente de inepto. Los cambios en la dirección del CNI (Centro Nacional de Inteligencia) acreditan mucho de lo que la gestión zapateril ha venido teniendo de improvisación e incompetencia a la hora de seleccionar colaboradores, de manera que nada convencen sus "rectificaciones" basadas menos en la cualificación que en el amiguismo, ahora en beneficio del general Félix Sanz, colocado al frente de los servicios secretos. Y, de pronto, quienes habían hecho una especie de depósito de fe e ilusión en Rosa Díez y su proyecto, comprueban que los colaboradores se le dispersan o dimiten, convirtiéndose UPyD en un nuevo ejemplo de discordia política antes de que el invento de doña Rosa celebre su confirmación fundacional.

Del PP, mientras tanto, sólo se sabe de cierto que va aprendiendo algo, pese a los casos de Bárcenas y Camps, de las peloteras ajenas para dar la sensación de que bajo Mariano Rajoy las diferencias domésticas se atenúan tácticamente y los odios africanos internos (véase Madrid) se disimulan hasta que las urnas pronuncien su palabra en los compromisos electorales venideros.

De la situación en Cataluña sólo cabe recordar que sigue siendo lamentable bajo la "dirección" de un Montilla cautivo y desarmado en manos del nacionalismo radical. Ahí está, para escándalo de quien quiera verlo, la violación de la Constitución antes de que el Tribunal correspondiente se pronuncie y se atreva, que no lo hará, a condenar la liquidación ilegal de la cooficialidad del catalán y el castellano (o español) a favor del primero, por supuesto. Ya se sabe: volvemos a las peores épocas del odio a la lengua del imperio. Y el problema no acaba en Cataluña.

A su manera, bastante taimada, aunque no por ello inteligente, Zapatero va comprando voluntades autonómicas a precios altísimos, que algún día, cuando no haya remedio, tal vez se contabilicen. El caso es que este hombre apacigua todo lo que puede a golpe de promesa y compromiso que los ciudadanos verán alguna vez reflejados discutiblemente en las cuentas presupuestarias. Montilla está encantado, y el presidente canario también, entre otros ejemplos confirmatorios de que el famoso "¿qué hay de lo mío?" funciona con la debida dosis de oportunismo, ya que no de equidad.

Aquí cada cual va a lo suyo en el país de la "solidaridad constitucional". Y "lo suyo" ya cabe imaginar lo que es. La España deprimida seguirá como estaba, y los estragos de la crisis económica tendrán seguramente un reparto desigual. Claro que no hay motivo o fundamento para el desconsuelo o la alarma. Ahí está el "fondo de compensación interterritorial", de cuyas transferencias habla el olvidado artículo 157 de la llamada Carta Magna.

Los mensajes que llegan al ciudadano desde el mundo de los "altos criterios" personales son o parecen entretenimientos dialécticos. Las tertulias político-periodísticas han ido suplantando la función que deberían representar los debates parlamentarios, convertidos semanalmente en un mezquino repertorio de recriminaciones interesadas; y cuando se trata de los "grandes debates" sobre el estado de la nación lo que pervive es casi nada en la memoria pública. No puede extrañar que las encuestas hayan situado a la clase política en el ínfimo escalón de sus baremos.

Ahora, con el aparato político radio-televisivo reorganizado, el poder instrumenta más que nunca sus programaciones, con repartos arbitrarios, conservando siempre el control de la opinión pública. Ya casi no hay focos de pensamiento libre. La lectura está en decadencia. Quedan a su aire los intereses. Y el espectáculo deportivo, con sus idolatrías, va anestesiando la conciencia ciudadana en competencia con los programas rosa.