Conviene recordar que en estos días la empresa ex-española Endesa, pieza clave del estratégico sector energético español, ha caído en manos italianas, concretamente en manos de la empresa pública Enel. Hoy tiramos de hemeroteca para recordar los despropósitos con los que el (des)Gobierno del ineZPto ha llevado a Endesa a caer en manos de Berlusconi.
Triste camino el de Endesa estos últimos años, en los que el (des)Gobierno del ineZPto hizo todo lo posible (¿se podría llamar cohecho o prevaricación?) para utilizar a Endesa como moneda de pago a sus socios antiespañoles catalanes por los apoyos prestados (más que prestados, vendidos a cambio de prebendas). Una OPA la de Gas Natural que fue tan obscena y de corte tan político que saltó a las planas de todos los periódicos (al menos, de los que no se callan frente a los desmanes del (des)Gobierno). Esto decía Pablo Sebastián al respecto el 22 de Febrero de 2006:
Ahora se acuerda de España Zapatero, pero sólo para defender los intereses de sus aliados nacionalistas, en este caso los de Cataluña. Ahora que la multinacional alemana E.ON acaba de anunciar una OPA sobre el 100% de Endesa, que supera con creces la oferta de Gas Natural y pone en peligro la que era una operación política destinada a llenar los bolsillos del sector financiero más nacionalista de Cataluña, como el que habita en el entorno de La Caixa, se acuerda el presidente del Gobierno de la nación española y nos habla de la necesaria españolidad del núcleo o matriz de Endesa, con el objetivo de no protagonizar un nuevo fracaso político.Y esto es lo que decía Martín Seco ell 11 de Abril de 2007 en relación al tema del pago a nacionalistas:
Y, también, para cumplir la palabra dada a los nacionalistas catalanes y concederles las llaves del sector energético español, reduciendo de paso la competitividad en este mercado. Ahora que Cataluña se declara en el nuevo Estatuto como nación, se acuerda Zapatero de la nación española, y los nacionalistas catalanes, los que entre otros muchos desvaríos pretenden eliminar el idioma castellano en su Comunidad, agitan sonrientes la bandera española frente al gigante energético alemán. Ahora los nacionalistas catalanes que tanto hablan de Europa y de su pretendido consorcio franco-catalán, ante el temor de perder un buen negocio y una fuente de poder, ponen a España como su escudo y le exigen a Zapatero que vista la armadura de San Jaime para combatir al dragón alemán.
(...)
La pequeña y muy endeudada empresa del nacionalismo catalán que pretendía comerse casi gratis al primer operador español del sector con la ayuda política de un presidente, Zapatero, que va de lío en lío, con ETA, los Estatutos, el Estado de Derecho, y que ahora ve cómo peligra una de sus más sonadas aventuras políticas de la legislatura, porque la caza de Endesa fue y es una clara operación política.
Y llamó poderosamente la atención que Zapatero citara personalmente a Pizarro como el enemigo a batir, lo que prejuzgó que algo iba a ocurrir contra Endesa en un plazo no lejano. Y así aconteció poco después tras hacerse pública la sorprendente OPA de Gas Natural, apoyada desde el Gobierno de Zapatero y por el gabinete tripartito catalán, usando a La Caixa como la punta de lanza o el músculo financiero de una operación que el presidente de esta entidad catalana —considerada ya el embrión del Banco Nacional Catalán—, Eduardo Fornesa, presentó como algo propio sin el menor disimulo. Y con el mismo descaro con que el ministro Montilla y los organismos reguladores a sus órdenes se lanzaron a apuntalar la caza de Endesa por Gas Natural, descubriendo todos ellos que estábamos ante una operación política que formaba parte del pago que el Gobierno de Madrid hacía al nacionalismo catalán por los apoyos recibidos en la gobernabilidad, y como complemento financiero a las muchas concesiones soberanistas e insolidarias que ya se perfilaban en el Estatuto catalán.
Resulta difícil ver en el origen de la teoría de los campeones nacionales algo más que los intereses de este Gobierno en su desastrosa política territorial, y una parte del precio a pagar por el apoyo del tripartito y del nacionalismo catalán. El hoy ministro del Interior disipó hace tiempo toda duda al aducir frente a Esquerra Republicana que la operación de Endesa equivalía a la mitad del Estatuto.Y ya puestos, podría mostrar otras palabras de Martín Seco en el mismo artículo que coinciden con mis ideas en contra de un "estado residual" y a favor de un sector público fuerte y con capacidad de maniobra en sectores clave:
(...)
El PSOE, y más concretamente algunos genios de la Moncloa (...), también se equivocaron creyendo que por estar en el Gobierno podían manejar a su antojo una empresa privatizada y convertirla en moneda de cambio en sus negociaciones con los catalanes. La realidad les ha venido a demostrar lo contrario. Después de haber justificado su postura en los efectos tan negativos que tendría para los intereses españoles que Endesa fuese adquirida por una empresa alemana, han tenido que santificar que caiga en manos de una empresa italiana.
Otra enseñanza nos ha dejado el affaire de Endesa, y es comprobar que la necesidad de las privatizaciones únicamente nos la habíamos creído y practicado en España. En el resto de los países europeos, al margen de manifestaciones teóricas, se esfuerzan por mantener el control público en el capital de las empresas estratégicas.Y recordemos la puesta en escena de la alemana E.On, que era el menor de los males visto lo visto, y que el ineZPto se encargó de quitar de la escena con engaño a la Merkel incluído (que por supuesto no cae en el olvido). Opinión de José Javaloyes el 6 de Marzo de 2007:
El problema ya ha rebasado de largo este asunto, que deteriora sensiblemente la relación entre Berlín y Madrid. Más que de un desacuerdo concreto en sí sobre este particular, se trata de la extendida y negativa percepción alemana sobre la fiabilidad política del Gobierno del presidente Rodríguez.También hizo mención al mismo asunto el 21 de Septiembre de 2007:
(...)
No hay precedentes en el proceder internacional del presidente Rodríguez, en el que se muestra capaz de llegar más lejos aun que en la política nacional, en lo que a enhebrar despropósitos se refiere. Un castizo diría que donde pone el ojo mete la pata, desde el agravio a la bandera norteamericana en la sabida ocasión de un desfile militar, a la manera intempestiva de retirar las tropas españolas que estaban en Iraq, o de inducir desde Túnez que los demás hicieran lo propio.
(...)
A la pésima relación con Estados Unidos, primera potencia mundial, se añade ahora el lacerante desencuentro político con Alemania, primera potencia europea.
Pero la gran responsabilidad es la del Gobierno Rodríguez. Por manipulación política interna cuando apoyó la Opa insólita y estatutaria de Gas Natural y cuando se opuso a la Opa de E.On, y por poco menos que traición nacional cuando pactó con una potencia extranjera el desguace de nuestro acorazado energético, al entregarlo a la más ineficiente empresa eléctrica del Occidente Europeo y al primer gran fugado del desmoronamiento del ladrillo nacional.Recordemos también que hay opiniones que indican que el (des)Gobierno del ineZPto pudo haber cometido prevariación, dado que ha utilizado sus influencias y sus "empresarios amigos" para atacar a los "empresarios enemigos", como hizo con Manuel Pizarro (Endesa) o Francisco González (BBVA). Esto decía José Javaloyes el 9 de Mayo de 2007:
Ante esa misma responsabilidad socialista habrá que reclamar por las consecuencias económicas a corto plazo que se han de derivar del desguace de Endesa, justo cuando los Gobiernos serios de Europa se afanan en fortalecerse energéticamente, todo cuanto pueden, y también cuando la Comisión Europea considera la rehabilitación de la Acción de Oro para cortarle, en sus sistemas respectivos, el paso a los ajenos. Por eso, ni con el descuento de la torpeza y del sectarismo, cabe medir el calado de los intereses que habrían llevado al desguace de Endesa para el primordial beneficio de una empresa pública italiana.
Las revelaciones de ahora sobre lo sucedido con la utilización de una constructora, Sacyr, para controlar la presidencia del BBVA; sumadas a lo sucedido con otra constructora, Acciona, para el asalto accionarial de Endesa, desde la base de que tanto una como la otra han escalado a lo más alto en su situación como contratistas del Estado, componen un cuadro absolutamente ajeno al mundo de las democracias occidentales, definidas todas por el respeto a la ley, la seguridad jurídica y la integridad del mercado. ¿En qué Estado democrático el Gobierno entrega patentes, armándoles en corso, a “sus” empresarios, para que aborden a los que considera sus enemigos políticos? Eso no es intervencionismo, eso es trapacería.Y como apuntaba ese mismo día Pablo Sebastián acerca de la presunta prevaricación que se deducía a partir de ciertas declaraciones de Solbes:
Esto es un “confesión” o certificación en toda regla de lo denunciado por Conthe —da igual que sea por venganza o despecho—, con lo que ya tenemos pruebas y testimonios que podrían abrir el procedimiento judicial contra Miguel Sebastián y el propio Gobierno. Los que se podrían añadir a otras denuncias de Conthe sobre el caso de Endesa y al final llevar a juicio tanto al vicepresidente de la CNMV, Carlos Arenillas, como al ya citado Miguel Sebastián, sin perder de vista las responsabilidades de índole política, y la relevancia de unos hechos que anuncian, con la bendición del vicepresidente Solbes, el presunto delito de prevaricación gubernamental.Pues bien, después de que el ineZPto pusiera parte de Endesa en manos de sus amigotes de Acciona para evitar la OPA alemana, por fin el pelotazo se ha consumado: los Entrecanales salen del accionariado en favor de Enel, que se hace con el control total de la compañía. Se escribe así el último capítulo del culebrón Endesa, resumido así por Luis de Velasco el pasado 23 de Febrero:
La empresa privada española Endesa ha sido adquirida en su práctica totalidad por la empresa pública italiana Enel. Termina así una historia iniciada hace cerca de tres años y medio y termina con un final previsto, siempre negado por el Gobierno.¿Y qué opina el ineZPto de La Moncloa de todo esto? Pues seguramente se habrá quedado con cara de bobo, como siempre...
Basta echar un vistazo a las hemerotecas. Cuando apareció Enel, un curioso ministro de Industria de apellido Clos afirmó que la españolidad de Endesa estaba asegurada, cosa que ratificó el propio presidente del Gobierno. O mentían o eran unos ineptos, a elección del lector.
Conviene echar la vista unos años atrás. Cuando el PSOE llega al Gobierno en 1982, Endesa, la Empresa Nacional de Electricidad Sociedad Anónima, era una empresa pública que tenía unos beneficios de miles de millones de pesetas. La joya de la corona, para envidia y ataques del resto de las eléctricas, todas ellas privadas. Era una fuente saneada y segura de ingresos para el Fisco y un contraejemplo de la afirmación, constantemente repetida, de que las empresas privadas funcionan siempre mejor que las públicas. Demasiado para los cada vez más influyentes sectores en los gobiernos de entonces y en el PSOE, los que decidieron iniciar su privatización. Es cierto que los gobiernos del PP culminaron la misma pero el camino estaba iniciado y, además, por gentes autotitulados de izquierda, lo que hacía sencillo el continuar del PP. Nunca se tuvo en cuenta, entre otras cosas, el carácter estratégico de una empresa energética, algo que hoy es reconocido por todo el mundo. Ese carácter estratégico es especialmente agudo en un país como el nuestro que depende en su gran mayoría de energía importada.
Algunos alegan que poco importa que la empresa este ahora en manos no españolas porque, además, está en manos de una empresa de la Unión Europea. Cuando el Gobierno defendía la españolidad de la empresa, por algo sería. Ese algo es lo que se resume en el "efecto sede". Quiere decir que donde esté el centro de decisión de la empresa es fundamental, y eso radica hoy no en España sino en Italia, y además no en una empresa privada sino en una pública, es decir, al albur de las decisiones de algo tan poco fiable como es un Gobierno italiano, el que sea.
El Gobierno de Zapatero ha desempeñado, directamente y a través de dudosos intermediarios, un papel clave en el desenlace de esta poco edificante historia que incluye como primer actor en el tiempo a la alemana E.On, como actor principal al "caballero blanco" Entrecanales y Acciona (uno de los darling del Gobierno), que se han embolsado unas jugosas plusvalías, y como triunfador a Enel. Sin duda que hay aspectos que exigen una explicación en cualquier democracia normal. Ocurre que la nuestra no lo es. El hecho cierto es que aquí se privatiza para terminar en manos de una empresa pública y, para colmo, italiana.
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