miércoles, 3 de marzo de 2010

Bajada de pantalones ante el dictador Chávez

El inepto gañán lo ha vuelto a hacer, otra bajada de pantalones en política internacional que nos deja a la altura del betún como Nación.

Después de que la Audiencia Nacional haya acusado a Hugo Chávez de apoyar a ETA y las FARC, y de que éste haya ironizado sobre el asunto, nuestro maravilloso Ministro de Exteriores aún ve “voluntad de cooperar” en el mono de Venezuela.

Esta es el tipo de (des)Gobierno que nos ha tocado sufrir…

Chávez, otro fascista

La referencia de un auto de la Audiencia Nacional a la colaboración del Gobierno de Venezuela en las relaciones, con fines criminales, de ETA y las FARC fue tomada por el Gobierno español con un retraimiento más que significativo. Si una investigación judicial en curso implica prudencia, la evidencia política de que Chávez ha venido protegiendo y apoyando a las dos bandas terroristas debería haber colocado la prudencia, el recelo y la acción diplomática exigente en las relaciones de España con el régimen chavista. Pero no, si el camino elegido fueron las carantoñas y los paños calientes, a pesar de tanta barbarie y tantos desplantes, el único paso tras el auto fue el retraimiento. Se iban a pedir explicaciones, se dijo oficialmente. El Gobierno venezolano investigará, aunque lo duda, si hay algún funcionario implicado, se añadió oficiosamente. Como si la evidencia política, más allá de la investigación judicial, tuviese que quedar soslayada por los intereses "progresistas" de nuestro Gobierno.

La respuesta pública de Chávez fue, sin embargo, achacar el auto de la "Real Audiencia" al colonialismo y, en última instancia, a Estados Unidos. La frase autoexculpatoria ("Condenadme. La historia me absolverá") es, por cierto, típicamente fascista, en su versión iluminada. Ahora añade que si el presidente Rodríguez Zapatero quiere explicaciones debe pedírselas al ministro Moratinos. La desfachatez no es peor que el crimen ni que la vulneración sistemática del Estado de Derecho y las libertades y garantías de los venezolanos, tampoco de su cooperación con organizaciones terroristas en el empeño totalitario de exportar la llamada "revolución bolivariana". No es peor pero debería servir al Gobierno español para reparar de una vez en lo que logra con su actitud cobarde y complaciente, de larga data ya, con este dictador impresentable.

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