lunes, 17 de mayo de 2010

De la ‘Champions League’ a 2ª B

Es un hecho. La economía española está intervenida de facto. Nos están tutelando como a los inconscientes, como a los que no son capaces de ejercer la responsabilidad por sí mismos.

Todas las medidas que el inepto gañán presentó la pasada semana nos las han impuesto desde fuera: desde la UE y desde EE.UU., con la llamada que hizo Obama (tan idolatrado por nuestro mequetrefe particular) para, diciéndolo diplomáticamente, mostrar su preocupación por la situación de España; o diciéndolo en román paladino, para exigir medidas que eviten el hundimiento de la zona euro.

Pero que nadie se llame a engaño: estas medidas no son para salir de la crisis. Estas medidas son para contener el tremendo déficit fiscal y tratar de evitar que España entre en credit default (esto es, que no pueda pagar lo que debe). Los mercados ya hablaron estos días pasados al aumentar drásticamente el diferencial de la deuda española respecto a la alemana; o al rebajar Standard & Poors el rating de nuestra deuda (y lo que te rondaré morena…).

Pero, a pesar de todo, lo que causa más espanto es la absoluta falta de una mínima previsión de quienes están al mando de la situación. El pelele de La Moncloa se ha estado gastando miles de millones en emancipaciones juveniles, cheques bebé, subvencionar la compra de coches, dar 400 euros a todo Diox… y no olvidemos la friolera de 8.000 millones de euros en el maldito ‘Plan E’, que sirvió para cavar zanjas y volver a taparlas… además, claro, de maquillar durante unos meses las escalofriantes cifras de paro. Todo esto sin mirar seis meses por delante para atisbar que todo este gasto descontrolado nos pasaría factura bien pronto. Si se piensa ahora, resulta que lo que nos exigen desde la UE (esos 15.000 millones de recorte que está llevando a España a la debacle en los mercados de deuda) es ni más ni menos que… ¡¡lo que este mamarracho se gastó en ‘Plan E’ y la devolución de los 400 euros!! Todos estos dispendios lo tienen que pagar ahora los funcionarios (lo que redundará en peores servicios), los pensionistas, los dependientes, y en general los más débiles… y lo que nos queda por ver.

Y es que todo esto se veía venir desde hace tiempo ya; se veía venir claramente, como se puede comprobar en los artículos de este y de otros miles de blogs y en las columnas de opinión de cualquier diario que no esté plegado al poder

España no se puede permitir la sangría que supone mantener a un incompetente de este calibre al frente de un país. Tenemos que echar cuanto antes a este mamarracho, que es la peor rémora que podemos tener. Ya nos avisan nuestros vecinos Portugal, donde sus dirigentes suspiran por su caída al ver cómo las ocurrencias del inepto gañán están afectando a la economía de nuestros vecinos.

Y todo esto ocurre por poner a un indigente intelectual al frente de un partido por pura potra y, a la postre, al frente de un país por culpa de un desgraciado atentado terrorista. Alguien que no ofrece nada detrás de su sonrisa de cartón piedra. Un impresentable que oyó las campanas del progresismo sin tener ni una formación sólida ni, muchísimo menos, un proyecto real y firme. Un indeseable que, según cierto catedrático, encuentra en Fernando VII, el rey felón, lo más parecido a su figura. Ahora ya sólo falta una pregunta: ¿a qué estamos esperando para echarle?

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