Artículo de Roberto Centeno en ‘El Confidencial’.
Egipto tuvo las plagas, España a Zapatero
Zapatero anuncia que se va, ¡gracias sean dadas al Altísimo! Pero no todavía, aún piensa seguir durante unos meses cruciales completando la desintegración económica y moral de España, hundiendo la renta disponible de las familias -un hecho que no se había producido desde que existe la contabilidad nacional-, enriqueciendo a unos pocos y empobreciendo a la inmensa mayoría, dejando al Estado sin recursos para financiar España, incrementando el paro y la pobreza de millones, aplastándonos con nuevas subidas de impuestos, recortando pensiones y salarios y permitiendo a los separatistas saquearnos impunemente mientras insultan y persiguen todo lo español.
Zapatero ha sido una plaga bíblica para España y para los españoles, la ruina económica y moral producida tardará generaciones en recuperarse. Lo que ha dividido puede no recomponerse nunca, el enfrentamiento entre españoles por él fomentado tardará tiempo en apagarse, el acoso a la iglesia católica empieza a recordar a 1936, con la profanación de lugares de culto, con actos blasfemos financiados con dinero público o “procesiones” ateas programadas para el Jueves Santo buscando el enfrentamiento con los creyentes. Y todo ello coronado por el descubrimiento de un acto presunto de alta traición, por la que cualquier presidente democrático sería destituido y procesado.
En el inmediato no es que se despejen las dudas y ahora vayan “a dedicarse a sacar a España de la crisis”. Es todo lo contrario. España se queda sin gobierno, con un presidente zombi sin apenas autoridad política ni capacidad para gobernar. Justo cuando más se necesita de un gobierno fuerte, la totalidad de ministros, cargos y carguitos del Partido Socialista van a dedicarse en cuerpo y alma, primero, a intentar salvar el cocido el próximo 22 de mayo; y simultáneamente, a apuñalarse los unos a los otros para intentar vencer en las primarias. Hasta el 2 de abril de 2011 España ha estado en manos de un loco, a partir de ese día y hasta que haya nuevas elecciones España está en manos de los dioses.
Solo Rajoy tiene la solución presentando una moción de censura por la conducta que reflejan las actas de ETA, de acuerdo con el artículo 102 de la Constitución, lo que ante el escándalo internacional que supondría hundiría políticamente a Zapatero y le obligaría a convocar elecciones anticipadas. Pero Rajoy, instalado en la cobardía y el dolce far niente, no hará probablemente nada. En todo caso, el deterioro económico en los próximos meses será tal y las previstas subidas de impuestos y nuevos recortes de gasto -que no de despilfarro- tan destructivas, que el adelanto electoral se hará inevitable, aunque el resultado del 22-M marcará los tiempos.
Lo que Zapatero destruyó y aún sigue en ello
Los atentados del 11 de marzo de 2004 y su inmediata consecuencia -el desenlace de las elecciones del 14- quedarán en la Historia de España como dos hechos aciagos que nos hicieron retroceder varias generaciones en lo económico, en lo moral, en lo social, en la cohesión territorial, en nuestro papel en el concierto internacional y en la unidad de la Patria. Y que siete años después nos situarían al borde del abismo.
Zapatero heredaría una España reconocida internacionalmente por primera vez en casi un siglo –“España vuelve a estar de nuevo en el mapa”, sentenciaría entonces el Wall Street Journal–, con una economía en fuerte crecimiento. Pero una vez en el poder, primero, cometería la increíble ignominia de negar a España, una de las naciones más viejas de Europa, la condición de tal, y luego se dedicaría a destruirla. Empezó traicionando a nuestros amigos y aliados en Irak, la mayor felonía cometida por un presidente de España desde Fernando VII, y después seguiría desarmando moralmente a la nación, rescribiendo sectaria y vilmente la guerra que ganó Franco, enfrentando de nuevo a media España con la otra media, e instalando la mentira, la incompetencia y la falsedad como forma de gobierno, mientras la economía crecía sin que tuviera que mover un dedo y sin tener la menor idea, ni él ni su vicepresidente, de por qué crecía.
No puedo relatar aquí ni siquiera los hitos esenciales con los que Zapatero ha llevado a la ruina a esta nación, pero los hechos son claros. Ha consolidado y ampliado un modelo de Estado económicamente inviable e intrínsecamente corrupto. Ha desmantelado la industria española, que representa ya menos del 15% del PIB, convirtiéndonos en una economía de servicios. Ha destruido el sistema público de enseñanza, que ha dejado de ser el ascensor social que fue en el pasado. Nos ha situado a la cabeza del paro de Europa, 20,5% oficial, y más del 25% real. Ha multiplicado casi por tres la deuda exterior de España; ha multiplicado por dos la deuda oficial del Estado, y por tres la de las CCAA, donde con una irresponsabilidad suicida, este insensato derogó todos los límites y controles de dicho endeudamiento.
Ha llevado al borde de la quiebra a la Sanidad Pública, que adeuda ya más de 16.000 millones de euros, mientras Pajín reparte millones a asociaciones feministas, de gays y de lesbianas de medio mundo, como si fuera escombro. Ha llevado a la quiebra al sistema de pensiones, que ya se han reducido en un 9% y tendrán que caer hasta un 40% para equilibrar las cuentas, lo que supondrá la miseria y el hambre para millones de jubilados. Pero sobre todo, ha llevado las diferencias sociales a límites intolerables: durante su mandato, un 90% de las familias españolas ha perdido renta real, y a día de hoy más de un 60% de las familias tiene dificultades para llegar a fin de mes, cifra que se acercará al 70% al final del presente ejercicio. Un 23% vive por debajo del umbral de la pobreza. Y si nos fijamos en la concentración de riqueza, el 1% más rico de la población acumula el 20% de la riqueza, casi el doble de la media europea, y el 10% más rico más del 60%, la mayor concentración de riqueza todo el mundo desarrollado. Y donde la gran mayoría de la población tiene escasísima propiedad, fuertemente reducida además por el desahorro actual para intentar mantener el nivel de vida.
Y lo que tenemos encima: más déficit, más paro y menor crecimiento
Las cifras disponibles de los dos primeros meses del año, y las estimaciones de marzo significativamente peores, unidas a unas subidas de tipos que serán probablemente mayores de las esperadas, delinean un comportamiento de la economía mucho peor del que las previsiones no ya del Gobierno, que son pura fantasía, sino de las más recientes del BdE, siempre más cerca del gobierno que de la realidad, y que se resumen en mayor déficit, mayor paro y menor crecimiento.
Empezando por el déficit, las cifras oficiales 2010 han sido burdamente manipuladas. El déficit habría sido del 9,8% del PIB -“la administración pública española ha sido capaz de reducir su déficit en una cifra cercana a los 20.000 millones de euros”-, un puro camelo consecuencia de haber excluido para cuadrar las cifras retrasos deliberados en la devolución del IVA por 7.000 millones; retrasos en el pago a la Seguridad Social, 5.500 millones, e impagos a proveedores, 4.000 millones. Total: 16.500 millones, o el 1,6 % del PIB.
Pero eso es solo del Estado. Las trampas con el déficit de las CCAA son mucho mayores. Mas cuantificaría el déficit real en Cataluña en más del doble del oficial, con lo que sumando todas las trampas conocidas, el déficit real de las AAPP es del 11,2%, y cerca del 14,0% del PIB si extrapolamos las trampas de Cataluña al resto de CCAA y Ayuntamientos, dado que no hay razón alguna para suponer que no hayan hecho lo mismo.
Y en cuanto a los dos primeros meses 2011, los ingresos no financieros, a pesar de las fuertes subidas de tipos, han caído en un 1%, la recaudación por IVA se ha desinflado y el Impuesto de Sociedades, un termómetro de la actividad económica que lleva cayendo 35 meses, se ha derrumbado un ¡-71,4%! Y para acabar de arreglar las cosas, la parte de recaudación transferida a las CCAA se ha incrementado en un 54,8%. Con ello, los ingresos del Estado en 2011 serán de unos 93.000 millones de euros, y si quitamos los gastos fijos, paro, intereses, clases pasivas y aportación a la UE, lo que queda para financiar España serán solo ¡20.000 millones de euros! Apenas para pagar los salarios, y poco más de la mitad que el presupuesto de Cataluña o Andalucía.
En línea con lo anterior, el consumo al por menor está cayendo al 6,6% en tasa interanual, la inversión más de un 8%, los precios subiendo un 3,6%, la financiación ni está ni se la espera, las nuevas subidas del gas, la luz y el butano, consecuencia de la estructura monopolística del mercado, de las hipotecas y de productos esenciales como el trigo o el algodón, están hundiendo el poder adquisitivo de millones de familias que ya no aguantan más. Cuatro millones de hogares no han podido encender la calefacción este invierno. Y a esto hay que añadir algo de lo que nadie habla: la próxima pérdida de los fondos europeos que restará un punto al crecimiento del PIB. Ni siquiera Alemania, que tiene todos los motivos del mundo para ayudarnos, podrá evitar una nueva crisis de deuda en los próximos meses. En Islandia, el pueblo ha llevado ante la Justicia a los responsables de la catástrofe económica. Amén.