domingo, 26 de julio de 2009

Ruptura del diálogo social

Muy buenas.

El intento de pacto social entre sindicatos y patronal se ha ido al garete. El inepto gañán quería irse de vacaciones con otra de sus victorias pírricas: después de bajarse los pantalones indecentemente delante de ERC para tener un acuerdo de financiación autonómica al precio que fuese, quería también colgarse la medallita de haber propiciado el tan traído y llevado pacto social.

Pero claro, esta vez el pacto no dependía de que el inepto gañán se bajase los pantalones delante de quien fuese y al precio que fuese; y menos mal que no ha sido así, porque viendo los antecedentes del inepto gañán en sus negociaciones, podría haber vendido a su madre con tal de obtener la ansiada medallita.

Pero esta vez, cada uno ha defendido lo suyo y el pacto no ha sido posible. Y al inepto gañán se le ha caído la careta del talante y ha arremetido contra la patronal y, en especial, contra su presidente Díaz Ferrán. La patronal ha sido elegida como "la mala" de la película en una nueva opereta del inepto gañán para evitar que los sindicatos le monten una huelga general que, ciertamente, tiene más que ganada y cuya falta pone muy de relieve el amiguismo de los sindicatos: la táctica de disfrazarse de izquierdista (sí, el mismo patán que ha inundado de millones a los bancos y grandes constructoras) para que su discurso sea visto con buenos ojos desde las centrales sindicales:

O el presidente del Gobierno es un completo irresponsable o pretende instalarse en la izquierda gubernamental más radical de Europa. No caben más alternativas para explicar el crispado ataque de Rodríguez Zapatero a la patronal -la CEOE-, personalizando sus invectivas, cosa insólita, en su presidente, Gerardo Díaz Ferrán. Zapatero ha ofrecido un lamentable espectáculo, a medio camino entre el chavismo y el peronismo, en el que -habrá otras interpretaciones- se detecta que el mandatario está nervioso y que los empresarios le han estropeado su plan prevacacional: irse a La Mareta con la financiación autonómica "arreglada" con Cataluña y con la foto del acuerdo social en la cartera. Ha conseguido lo primero -ya veremos el coste político de esa operación un tanto chapucera- y le resultará muy caro intentar retrotraer a la sociedad española a un escenario en el que los empresarios son "malos" y los sindicatos "buenos".

El papel del (des)Gobierno no ha sido, desde luego, el que se podría esperar de un Gobierno coherente; ¿cómo podríamos esperar algo coherente del (des)Gobierno del ineZPto?. En lugar de obrar como mediador neutral, ha estado claramente posicionado del lado de los sindicatos, sin disimular siquiera un poco su clara arbitrariedad. A fin de cuentas, lo último que quiere el (des)Gobierno es que los sindicatos se le desmelenen; así, calladitos a pesar de la que está cayendo, están más guapos... ¡Debería darles vergüenza! Así es como lo describe Martín Ferrand con su siempre aguda pluma mientras dedica su comentario a criticar la actuación del inútil partido de la oposición que también sufrimos en España:

Acabamos de asistir a la ruptura del "diálogo social" con el que el Gobierno de Zapatero, una vez más, trataba de distanciarse de su responsabilidad. Lejos de crear un marco para la salida de la crisis, el de León confiaba en que los "agentes sociales" dejaran de defender sus intereses. Y, para mayor perversidad y juego sucio, en ese "dialogo" el Gobierno ha formado pandilla con las fuerzas sindicales, especialmente con UGT, sin ejercer la función arbitral que le sería exigible en perjuicio de la CEOE.

Y para mantenerlos calladitos, nada mejor que hacer ver que desde el (des)Gobierno están codo con codo con las posiciones de los sindicatos. Se intenta apretar las tuercas a la CEOE y si no pasa por el aro entonces el ineZPto se enfada y se le calienta la boca más de la cuenta, tal como dice Urbaneja:

El disenso ha dejado ver que el talante de Zapatero no es tan mesurado como sus defensores pretenden y que su empatía con los interlocutores no sometidos es bastante dudosa. El presidente se enfada y el enfado le ofusca.

El problema de la CEOE, como dice Sebastián, es que ha sido demasiado buenista con el impresentable gañán que tenemos por Presidente del (des)Gobierno. No ha dicho ni pío respecto a las acusaciones que se le imputan
(¡toma ya!) desde el mismísimo (des)Gobierno, aunque por otra parte bien es cierto que no disponen ni de lejos la máquina propagandística de que dispone el inepto gañán:

(...) como Zapatero no ha logrado la foto tripartita del Gobierno con los sindicatos y la patronal, el presidente, furioso, ha prometido venganza. (...) Zapatero se nos disfraza de sindicalista y de portavoz de la izquierda social, a ver si ante el fracaso de las negociaciones con la CEOE por lo menos recupera apoyos electorales que curen las heridas de sus recientes fracasos gallego y europeo y sigue engañando a los trabajadores como si fuera de izquierdas, para que no le organicen una huelga general. (...) La CEOE, el día de la ruptura de la negociación con Gobierno y sindicatos, no supo reaccionar, no explicó nada (...) y cuando salieron a dar la cara el Gobierno y los sindicatos ya habían inundado los medios de comunicación con su propaganda contra la CEOE y contra Díaz Ferrán. (...) Para empezar, la CEOE lleva semanas tragándose el falso discurso del despido libre sin rechistar, y del presunto izquierdismo social de Zapatero al que, ante la crisis actual, tendrían que denunciar que mintió negándola, que no ha sabido reaccionar y que no es de izquierdas quien da más dinero público a las Comunidades más ricas del Estado, o el que ha volcado sobre la banca y sobre los banqueros decenas de miles de millones sin control, y sin presencia en los consejos de administración. Al tiempo que les compra activos "saneados", cuando nadie compra nada, y que más valía que se los hubieran comprado a muchas empresas -por ejemplo, sus edificios para quedarse ellos en alquiler y obtener liquidez- y no a la banca. "Zapatero es el presidente de los banqueros y el enemigo de los empresarios", eso es lo que debería decir la CEOE, en defensa de los miembros de su organización a los que la banca no presta ni un euro y los tiene al borde del colapso, si es que ya no han sucumbido.

Y para terminar, una acertada definición del inepto gañán dada por Martín Ferrand en el comentario reseñado anteriormente:

Serán pocos los españoles, incluso devotos del socialismo, dispuestos a admitir a José Luis Rodríguez Zapatero como un gobernante entregado a los intereses de la Nación y el bienestar de los ciudadanos. Zapatero, el de las ocurrencias, es un líder mediocre, fruto de una circunstancia adversa en el seno del PSOE y que siempre parece dispuesto a anteponer su continuidad en la Moncloa al bien común. Esconde una soberbia patológica bajo un manto de talante bondadoso que, llegadas las ocasiones, se sublima y desaparece. Es un sectario, incapaz de sentirse responsable de un Gobierno para todos los españoles y que, en una pirueta propia para el análisis psiquiátrico, pretende en el siglo XXI que su abuelo gane la guerra que perdió cuando el XX no había cruzado su ecuador. Armado con una piqueta federal, tiene la obsesión de una España confederal y, en aras de una mal entendida "memoria histórica", quiere darle la vuelta a una tortilla que ya ni siquiera está en el fuego.

Esto es lo que tenemos, qué le vamos a hacer. Con estos mimbres, desde luego, no podemos pretender que nos salga un buen cesto...

Hasta la próxima... estupidez del ineZPto que comentemos por aquí ;-)


Nota: Soy el primero que rechaza que el coste de la crisis lo sufran los trabajadores, y no soy en absoluto defensor de las posiciones de la CEOE. Pero sí entiendo que la patronal ha de defender sus propios intereses, y cuando un (des)Gobierno y su inepto presidente pierden los papeles hay que decirlo.

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