miércoles, 22 de julio de 2009

La inexplicable visita de Moratinos a Gibraltar

Columna de Pablo Sebastián en 'Estrella Digital' respecto a una visita inexplicable, en un momento inoportuno, para hablar de temas administrativos y que ponen de manifiesto la debilidad negociadora del Gobierno:


En el lenguaje diplomático, cuando un Gobierno visita oficialmente un país o territorio cuya legitimidad y soberanía no reconoce, como se refleja en la posición oficial de España ante la ONU a propósito de Gibraltar, la visita del ministro Moratinos a Gibraltar y su encuentro con las autoridades del lugar constituyen un reconocimiento de facto de la independencia y de soberanía del régimen "mixto" imperante en la Roca -mitad colonia de Gran Bretaña, mitad territorio independiente-, y por tanto le ha dado un vuelco histórico a la posición de la diplomacia española y de su demanda internacional de recuperación de la integridad territorial de Gibraltar.

Naturalmente, como casi todo en el régimen de Zapatero, ocurre tontamente, como si no tuviera importancia, como fruto de su peculiar talante y siempre en pago de algún favor recibido, posiblemente la invitación del premier de Inglaterra, Gordon Brown, a la pasada cumbre del G-20 en Londres. Es lo mismo o algo parecido a lo que ocurre, en cuestiones de soberanía o de cohesión nacional, con las Comunidades de mayoría nacionalista, como es el caso de Cataluña: se les conceden todos los privilegios a sus demandas económicas, camino de la confederación y hacia la independencia, pero con la condición de que el PSC y ERC garanticen a Zapatero su estabilidad en el Parlamento a lo largo de la legislatura.

En realidad, y visto el concepto que Zapatero tiene de la nación española -tan "discutida y discutible" para él-, lo de Cataluña, País Vasco y ahora lo de Gibraltar encaja perfectamente en sus confusos esquemas y el discurso del talante y de la izquierda, porque eso de "Gibraltar español" le suena a rancio franquismo al jefe del Gobierno español. El que, con el mismo de sus argumentos, bien podría comenzar a ceder a Marruecos Ceuta y Melilla, y a ser posible empezando por el islote Perejil, con motivo de cualquier fiesta o cumpleaños del Rey Mohamed VI.

Lo de la soberanía nacional está claro que para Zapatero es sólo cosa de la derecha española y obsesión de los partidos nacionalistas, o de marroquíes y gibraltareños, pero nada más. Pero no, por supuesto, del conjunto de los españoles, ni tampoco de saharauis, a los que el Gobierno español ha dejado en el mayor de los abandonos.

Es verdad que lo de Gibraltar tiene muy difícil arreglo, ni por las malas ni por las buenas, esencialmente porque la Roca es una base militar estratégica de Gran Bretaña que nunca cederá -como cedió la colonia de Hong Kong-, con la excusa y el argumento de la pequeña población gibraltareña que nunca ha sido reconocida en el Tratado de Utrecht.

El régimen franquista cerró la verja, pero la dictadura se achantó cuando Inglaterra se apropió del istmo de Gibraltar y construyó un aeropuerto en ese territorio español. Luego, con la llegada de la transición, España perdió la oportunidad de exigir, ante el apremiante deseo aliado de que nuestra Península se integrara en la OTAN, la recuperación de la soberanía del Peñón, entre otras cosas porque Gibraltar era una base naval integrada en el mando atlántico. Pero Leopoldo Calvo Sotelo no se atrevió a pedir eso, ni siquiera la garantía de defensa aliada para Ceuta y Melilla, y ahí se perdió una gran oportunidad. Por otra parte, siempre han existido negociaciones de acercamiento a la población, como un gesto de buena voluntad de España o propuestas a Londres para lograr una soberanía compartida, pero todo ello ha concluido en un notorio fracaso.

Y ahora Moratinos ha echado por tierra con su visita la base de la posición oficial española en la escena internacional, que no en la española, porque si Zapatero camina hacia el Estado confederal Gibraltar está muy bien como está. Y, conociendo a los ingleses, de esa posición nunca se moverán, como no se moverán los "llanitos" mientras España reconozca su "paraíso fiscal", que es la base principal de sus negocios y puerta de escape de sociedades y capitales del territorio español. El colmo de la contradicción y estrambote de Moratinos estuvo en que el ministro español ha declarado en Gibraltar que España no renuncia a la soberanía del Peñón. Entonces ¿para qué viajó a Gibraltar?

1 comentario:

Sardi dijo...

La vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema

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