martes, 9 de noviembre de 2010

Cobardía absoluta

Muy buenas.

Vaya por delante decir que, tal como expongo en las ‘aclaraciones’, paso de la Iglesia y de sus soflamas; es un club al que no me apetece pertenecer porque estoy en desacuerdo con muchas de sus reglas.

Vaya por delante también que no le tengo absolutamente ninguna simpatía al Papa; a ninguno, pero el actual me cae especialmente mal. No sé si será por esa cara de malo que tiene o qué, pero no lo trago; menos aún que a los anteriores.

Pero todo esto no es motivo para que me parezca correcto lo que ha hecho el impresentable gañán este fin de semana durante la visita del Papa a nuestro país. Conste que soy el primero en fastidiarse por dicha visita, y que si por mí fuese podría irse a visitar a su abuela… pero una vez que está aquí, la obligación de nuestro presidente (con minúscula) del (des)Gobierno es recibirlo.

¡Pero no! El inmundo personajillo se largó a la otra parte del mundo, a Afganistán, en una visita relámpago a las tropas que pilló a todos por sorpresa. Sí, a esas mismas tropas que no están en una guerra sino en una war (sic), en un nauseabundo alarde de retorcimiento del lenguaje (que ya hemos tratado en este blog) para evitar llamar a las cosas por su nombre.

Bien que corrió raudo el inmundo personaje a la llamada de Obama para orar en el famoso desayuno. En esa ocasión, en que podría haber declinado amablemente la invitación apelando a su reconocido ateísmo, no quiso perderse la ocasión de hacerse la foto personal junto a su idolatrado Obama.

Pero en la ocasión de la visita del Papa sí nos ha dejado como país a la altura del betún. En su habitual cobardía, prefirió poner pies en polvorosa antes que enfrentarse a las críticas del Papa a su política. ¡Ojo! En mi opinión, Estado e Iglesia deben distanciarse cuanto más mejor, pero hay que ser valiente para defender dicha postura frente a quien sea, incluido el Papa.

Pero no, como en tantas otras cuestiones, nuestro Gran Timonel prefirió la técnica del avestruz: esconder la cabeza y mirar para otro lado. Igualito que su fuga a Doñana tras el bombazo de la T4, igual que su espantada en Rodiezmo… Siempre igual.

Además de traidor y embustero, cobarde.

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